Comunicación, perspectiva de género y responsabilidad

La última campaña contra la violencia de género desarrollada por la Junta de Andalucía deja al descubierto el gran agujero que plantea, aún hoy en día, la responsabilidad social corporativa desde la comunicación con perspectiva de género.

 

En la campaña se observan rostros de mujeres sonrientes junto el lema “Ella ha sufrido malos tratos, pero la vida siempre es más fuerte”. Las críticas han llegado desde diferentes sectores planteando las siguientes cuestiones:

  • Banalización de la violencia.

  • Generalización de cómo se vive la violencia por parte de las mujeres que la han sufrido, obviando que cada una tiene una historia individual y propia.

  • Centrar el mensaje en la víctima. Dirigir la responsabilidad a la mujer de cómo y cuándo debe recuperarse.

  • Invisibilizar al verdadero responsable: el agresor.

  • Y por último ¿qué ocurre cuando se invisibiliza a quien ejerce la violencia? que haces opaca la terrible realidad de la violencia machista.

 

La agencia encargada del trabajo ha explicado que se pretendía dar un mensaje de esperanza y hacer un llamamiento para que las mujeres denuncien, sin embargo, el mensaje refuerza la violencia institucional a la que se ven sometidas las mujeres víctimas de violencia de género y perpetua la lógica patriarcal en cada uno de los estamentos de nuestra sociedad.

 

Es bien sabido ya, después de años de estudio, que no somos inmunes a la información que recibimos desde las campañas publicitarias, queramos o no, recibimos de ellas mensajes que influyen en nuestra manera de relacionarnos, de vivir y de entender la realidad, es por esto, que necesitamos que la comunicación adquiera un compromiso real con la perspectiva de género.

 

La responsabilidad social corporativa, está suponiendo un fuerte enfoque en muchas compañías actualmente, para la que incluso se llegan a crear puestos de trabajo específicos, especialistas, personas que entran en los organismos como medidores del buen hacer social de la compañía.

 

Lamentablemente, no existe una formación específica en buenas acciones, puedes o no acometerlas, y esto va a depender del tipo de persona que seas en realidad.

 

El verdadero poder de la responsabilidad social y de la comunicación ética está y estará en la capacidad de los organismos, entes y empresas para escuchar a la sociedad y acogerse por encima de cualquier norma a los derechos humanos fundamentales.

 

Por último y como consejo, en palabras de Isabel Mastrodoménico (directora de la Agencia Comunicación y Género por una comunicación igualitaria, responsable y con perspectiva de género) en el artículo Lo que hay que dejar de hacer en una campaña contra la violencia de género señala que, además de cambiar el mensaje para no culpabilizar o estigmatizar a las víctimas, hay que dirigirse a otros agentes sociales, como son los testigos, los cuerpos de seguridad, las personas profesionales que atienden a las víctimas y también a las empresas, que son aquellas que con sus decisiones pueden o no facilitar que las mujeres alcancen la plena igualdad en el mundo laboral y económico.

 

Y finalmente, al respecto de la comunicación con perspectiva feminista, también Marisa Soleto de la Fundación Mujeres afirmaba ya en 2015, que las campañas deben ir en dos direcciones: una capaz de generar confianza en las víctimas, con un mensaje en el que se les dice que “pueden recibir información, ayuda y soporte”. Y otro enfoque, centrado en que se cambie el comportamiento y que estaría enfocado a los hombres y chicos jóvenes, especialmente en estos segundos, para que aprendan a tener relaciones afectivas en igualdad y libres de violencia.

 


Cristina Sanabria Lagar: Soy una cuidadosa y sensible investigadora de la comunicación responsable, social y ética; de la publicidad y el marketing sostenible. Lidero un proyecto en el que defendemos una forma de trabajo que no sólo puede hacer del mundo un lugar mejor, sino también ayudará a diferenciar a tu empresa y elevar su valor.