El retargeting es un elemento que todos hemos sufrido o disfrutado. No es más que una técnica de marketing que tiene como objetivo llegar a los usuarios que previamente han interactuado con una marca. Por ejemplo, si entras en un ecommerce, como sería Thomman o Zacatrus, para ver sus productos y sigues navegando por la web, es más que probable que durante un tiempo te aparezca un anuncio de esos ecommerce en el resto de las webs que visitas. Pues eso, simplemente eso, es el retargeting.
Simplemente tiene como objetivo recordar a los usuarios que se habían interesado en algunos productos que esa marca sigue ahí, ofreciéndole lo que ya conocen. Y Cómo funciona?
¿Cómo Funciona?
El retargeting funciona debido a las famosas cookies que se instalan en el navegador del usuario al visitar una determinada web. Así, cuando seguimos navegando por la web y entramos en páginas que tienen un espacio destinado para la publicidad, se muestran los anuncios de los productos que hemos estado visitando anteriormente.
Pero de lo que se olvidan las marcas es que no es el objetivo de Nikon que miramos en Amazon, ni el libro de la Casa del libro, ni los vaqueros que están a un solo click de tu armario, tampoco es el hotel que vimos en Cádiz, es que esté a solo un Click. No es la aerolínea, es la búsqueda que hicimos. No es el banco, es la aplicación que me lo pone fácil. Porque cuando estamos delante de un producto o servicio antes que consumidores vamos a ser usuarios, y existe toda una nueva generación de consumo que antepone la información, la usabilidad, la plataforma y la interacción al mismísimo producto. Los usuarios no quieren que les vendas, porque ellos no quieren únicamente comprar. Ellos quieren conectar con sus marcas favoritas.
En definitiva, estamos adentrándonos en un mundo completamente nuevo. Dónde las reglas han cambiado y las expectativas son otras. Evidentemente que nos compren sigue siendo nuestro objetivo pero el consumidor no puede estar en el primer plano. No podemos acosarle como se hace con el retargeting.
Para mí, la práctica del retargeting se asemeja a la de las calles céntricas de las grandes ciudades. ¿Cuántas veces has estado paseando por Barcelona, Lisboa o Madrid y te han asaltado 20 trabajadores de restaurantes (de dudosa calidad) para informarte sobre sus ofertas? y da igual las veces que pases por la calle porque ellos seguirán diciéndote que su oferta es infinitamente mejor a la que tu estás buscando.
Pues lo mismo ocurre con el retargeting. Las marcas tienen más información acerca de nosotros de la que han tenido nunca. Y la utilizan para hablarnos por los canales de forma menos personal, porque las marcas se han equivocado en algo. Han confundido lo aprendido acerca de nosotros, de nuestras preferencias, a través de nuestras vidas sociales y digitales. Porque por mucho que se hable de Big Data, el interés que despiertan las ofertas de retargeting que puedo ver en la pantalla de mi ordenador es prácticamente nulo. ¡Cuánto esfuerzo para tan poco resultado!
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