Hace tres años, el 24 de abril de 2013 en Daca, capital de Bangladesh, se derrumbaba el edificio de ocho plantas Rana Plaza, que dejó un balance de 1127 muertos y alrededor de 2437 personas heridas. El edificio albergaba en su interior fábricas de ropa de las principales marcas del mundo.
Este derrumbe supuso la caída de todos los estándares que hasta ese momento mantenían las marcas textiles. Todos los escombros y vidas que la tragedia dejó dieron paso a una llamada de atención global sobre las terribles condiciones de esclavitud e insalubridad a las que se veían sometidas las personas trabajadoras de este sector, en países como Bangladesh, uno de los mayores fabricantes del mundo.
Tras el suceso, para ser exactos, el 13 de mayo de este mismo año, se firmaría el que ha sido denominado como el “Acuerdo” entre IndustriALL, UNI Global Union, los sindicatos de Bangladesh y las empresas privadas, sobre la seguridad de los edificios, con el fin de proteger la salud de los trabajadores y las condiciones de los lugares de trabajo. Alrededor de 150 empresas internacionales han firmado el Acuerdo, aplicable en 1700 fábricas. Estas inspecciones comenzaron a producirse en enero de 2014. Son datos de la Organización Internacional del Trabajo, quien actuó en este acuerdo y en otros como entidad intermediaria, como en el pacto firmado, ese mismo año, el 25 de julio, entre el Gobierno de Bangladesh y representantes de organizaciones de empleadores y de trabajadores de Bangladesh. Se trataría en ese caso del Plan de acción nacional tripartito sobre la seguridad contra incendios e integridad estructural en el sector de la confección, que se considera el principal documento marco para mejorar las condiciones de trabajo en el sector .
Este documento incluye aspectos como la evaluación de la seguridad, el reforzamiento de las inspecciones, la formación de los trabajadores en seguridad, salud laboral y sobre sus propios derechos, y aspectos tan destacables como es la asistencia de los trabajadores con discapacidades.
Fruto de estos acuerdos nacen otras alianzas de carácter voluntario entre las marcas, quienes empiezan a responsabilizarse por unas condiciones más dignas y un uso más sostenible de los recursos. Ya que estamos ante uno de los sectores más importantes a nivel mundial, para que entendáis la dimensión de este complejo ciclo es necesario repasar algunos datos:
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El sector del textil mueve en Europa unos 34.000 millones de euros al día, sólo en España (en 2015) facturó unos 23.600 euros, y de media cada español gasto 509 euros en ropa al año (Datos del Estudio de EAE Business School “El sector textil y el gasto en prendas de vestir 2015”).
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A la par, este sector del textil, más los sectores relacionados del vestido, el cuero y el calzado son fundamentales para el mantenimiento de las economías de países como Bangladesh o Pakistán, y están estrechamente relacionados con el crecimiento del empleo en los mismos.
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No obstante, esto no justifica que el salario medio mensual de un trabajador en Bangladesh ronde los 38 euros- 40 euros. Este salario sólo justifica un modelo de precios bajos que permite a las marcas vender a precios excesivamente bajos, e incentivar un sistema de producción y consumo poco éticos y sostenibles en el tiempo. Una demanda excesiva provoca que los plazos de entrega se reduzcan, caigan los precios, suba la competencia y que los proveedores se vean abocados a reducir costes reduciendo plantillas y/o aumentando las jornadas laborales.
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Cuando hablamos de personas trabajadoras en el sector textil y los sectores relacionados, resulta que además hablamos de sectores donde el 80% son mujeres, casi todas muy jóvenes, que cobran salarios inferiores a los de sus compañeros hombres, y que se ven por tanto, obligadas a trabajar jornadas extenuantes para llegar a fin de mes, sufriendo por ello agotamiento y lesiones, y teniendo muchas dificultades para conciliar vida laboral y familiar, son víctimas de explotación dentro y fuera del lugar de trabajo, con una enorme carencia de seguridad y protección ante la violencia, el abuso o el acoso.
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Existe una necesidad imperiosa de diálogo social: un diálogo de relaciones laborales entre interlocutores sociales, para abordar las necesidades específicas de la industria y proporcionar respuestas inmediatas, así lo afirma la OIT y añade que el diálogo social puede
“generar cambios sostenibles y promover un trabajo decente y productivo. Los sectores de los textiles, el vestido, el cuero y el calzado han experimentado profundas transformaciones en los últimos decenios, y el diálogo social desempeña un papel decisivo a la hora de hacer frente a los desafíos que plantean la aceleración de la globalización, la evolución de la estructura del empleo, el aumento de la inseguridad y las continuas presiones financieras” (Documento temático para el debate en el Foro de diálogo mundial sobre los salarios y el tiempo de trabajo en los sectores de los textiles, el vestido, el cuero y el calzado, OIT, 2014)
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Por último, no podemos obviar tampoco los grandes impactos ambientales derivados de los productos químicos que se emplean en la fabricación, el uso intensivo del agua (para fabricar una camiseta de algodón se necesitan 2700 litros de agua), la emisión de gases, los residuos sólidos, etc.
Estos datos justifican sobradamente las respuestas en formato de leyes y acuerdos entre organismos, gobiernos, asociaciones sociales y por supuesto, las marcas para cambiar las reglas. A la vez surgen movimientos sociales en pro de un mundo de la moda más sostenible, que son igualmente destacables para alcanzar los objetivos de respeto social y medioambiental, y que son en muchas ocasiones los detonantes de las medidas gubernamentales o las respuestas empresariales.
Uno de estos movimientos es el conocido como Fashion Revolution, que además tiene lugar estos días bajo el nombre de Fashion Revolution Week y en concreto el día 24, en el aniversario de Rana Plaza con el Fashion Revolution Day. Promovido por la diseñadora Carry Somers, en España es apoyado y difundido por la plataforma Slow Fashion Next. Es una revolución pacífica para cambiar el actual modelo de producción y consumo hacia otros que garanticen la ética, responsabilidad y sostenibilidad para las personas y el medio ambiente. Cada año nos invitan a hacernos un selfie con la ropa al revés preguntando a las marcas #Quienhizomiropa y compartiéndola en las redes sociales, con los hashtags #WhoMadeMyClothes #QuienHizoMiRopa. Así que aún estás a tiempo de unirte a esta revolución.
De otro lado, cada vez nos encontramos con marcas locales que apoyan la moda sostenible, muchas de ellas englobadas bajo este movimiento de Fashion Revolution, y otras, no tan pequeñas, que suelen ser el foco de las críticas por el modelo que han venido desarrollando, pero que se empiezan a encaminar hacia el camino de la sustentabilidad. Es el caso de H&M y su Fundación Conscious, de la que ya hemos hablado en este blog de marketing sostenible en más de una ocasión.
Esta mismo mes la marca ha lanzado una campaña en colaboración con la cantante M.I.A para sensibilizar en el reciclaje de ropa, se conoce como H&M World Recycle Week y su objetivo es recoger 1000 toneladas de prendas que serán recicladas. En 2013, la empresa lanzó la campaña de recogida de ropa en tienda, a través de la cual puedes entregar ropa usada a cambio de una compensación en modo de descuento, desde entonces han recogido alrededor de 25.000 toneladas de textiles, con los que ya han sacado colecciones de ropa.
Y no podríamos olvidarnos en este pequeño repaso de iniciativas por un mundo más justo en el sector textil de la Campaña Ropa Limpia de Setem. Esta red internacional de ONGs, sindicatos y organizaciones, que además hemos nombrado en líneas anteriores, también trabaja intensamente para mejorar las condiciones laborales y empoderar a las personas trabajadoras del sector textil, del cuero y del calzado, así como luchar para que reduzcan los impactos en el medio ambiente. Hace investigaciones, sensibiliza a los consumidores y sobre todo recoge y da luz a casos que vulneran los principios de una moda ética y sostenible. Muchas marcas han sido las destinatarios de sus demandas, entre ellas, H&M, estas demandas siempre están orientadas a que las empresas se hagan responsables de sus actos y sean capaces de mejorar la vida de las personas.
En conclusión, son sólo tres apuntes de un gran libro que se está escribiendo por un futuro de la moda más sostenible, una historia que se define desde la ética y desde los Derechos Humanos, así como desde el respeto a la Tierra y los recursos que nos cede. Ahora podemos elegir qué líneas queremos escribir en esta historia. Nosotros ya hemos decidido, apostamos por las marcas sostenibles y humanas, y por seguir trabajando por hacer de este mundo un lugar mejor ;)
Cristina Sanabria Lagar: Soy una cuidadosa y sensible investigadora de la comunicación responsable, social y ética; de la publicidad y el marketing sostenible. Lidero un proyecto en el que defendemos una forma de trabajo que no sólo puede hacer del mundo un lugar mejor, sino también ayudará a diferenciar a tu empresa y elevar su valor.
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Replica Yeezy Boost 350 (viernes, 21 abril 2017 10:18)
The springy material has shed all the initial comparisons with styrofoam, becoming the de facto answer for anyone who has ever complained about their sneakers being uncomfortable.