Con demasiada frecuencia, las nuevas tecnologías de colaboración son mal utilizadas y llegan incluso a impedir la innovación y perjudican el rendimiento. Esta afirmación tan extrema en la sociedad que vivimos debe tomarse como una llamada de atención acerca del tiempo y el contenido que empleamos en nuestras redes sociales.
Vivimos en una época online y la mayoría de nosotros estamos conectados a más personas de las que nunca hubiéramos imaginado. Solo nos llevará un momento imaginar nuestra lista de amigos, compañeros de trabajo, contactos de la industria, familia, ex-alumnos, conocidos, etc. Si lo piensas puede que hasta tu mismo te sorprendas de la cantidad de contactos que tienen acceso a la información que publicas.
Pero el secreto de estas redes de relación (online u offline, da igual) nunca ha sido su tamaño. Si estamos relacionándonos demasiado con la gente que siempre hemos conocido o con personas con las que asistimos todo el tiempo a las mismas reuniones, los mismos congresos e interacciones, entonces no recibimos el impacto en el rendimiento. La magia reside en las nuevas ideas y perspectivas que pueden venir de las conexiones en diferentes redes.
¿Y qué pasa si trasladamos esto a las marcas?
Aún hoy en día muchas empresas siguen pensando que la cantidad es lo importante. Evidentemente saben que esto ya no es así, pero no quieren perder el postureo de tener miles de me gusta en su Facebook, o seguidores en Twitter. Pero lo mismo que dijimos en el punto anterior se puede aplicar a las redes que construyen las marcas con sus clientes. Si sólo están vendiendo los mismos productos (incluso nuevos) a la misma comunidad, tienes la misma segmentación que te permiten las redes sociales, los mismos algoritmos de la compra programática, entonces no existirá ese contagio. Hoy vivimos en la época de la economía de la atracción, si no hacemos que nos miren, va a ser raro que nos presten lo más valioso que tienen los consumidores: su tiempo.
Por lo tanto, la oportunidad que pueden tener las marcas sería introducir nuevas ideas en sus redes, no solo para los que las conocen bien y quieren seguir haciéndolo, si no para absorber nuevos seguidores más allá de la segmentación que hagan de la marca estas redes sociales. En otras palabras...
Aún hoy en día muchas empresas siguen pensando que la cantidad es lo importante. Evidentemente saben que esto ya no es así, pero no quieren perder el postureo de tener miles de me gusta en su Facebook, o seguidores en Twitter. Pero lo mismo que dijimos en el punto anterior se puede aplicar a las redes que construyen las marcas con sus clientes. Si sólo están vendiendo los mismos productos (incluso nuevos) a la misma comunidad, tienes la misma segmentación que te permiten las redes sociales, los mismos algoritmos de la compra programática, entonces no existirá ese contagio. Hoy vivimos en la época de la economía de la atracción, si no hacemos que nos miren, va a ser raro que nos presten lo más valioso que tienen los consumidores: su tiempo.
Por lo tanto, la oportunidad que pueden tener las marcas sería introducir nuevas ideas en sus redes, no solo para los que las conocen bien y quieren seguir haciéndolo, si no para absorber nuevos seguidores más allá de la segmentación que hagan de la marca estas redes sociales. En otras palabras...
Las marcas deben buscar la expansión de su alcance continuamente, sin dejar de ser fiel a su núcleo de consumidores inspiradores, a los que se tiene que hacer caso en casi todas sus demandas. No te olvides que ellos quieren a la marca igual que tu. Esta expansión debe seguir la ruta de relación y afinidad y no sólo fijarse en la estructura y el número de seguidores en las redes sociales
Los consumidores compraremos más café si la emoción que nos atrajo a comprar café se traduce con claridad y sencillez a otras áreas. Por ejemplo, si yo hago cola en un Starbucks, es por la emoción que me produce su promesa del compromiso 20-20. Estos ideales de sostenibilidad los han traducido de manera clara y sencilla en su entorno, servilletas, vasos, cucharillas de papel reciclado, la posibilidad de configurar tu propio café, etc., son ejemplos de cómo esta empresa se preocupa por mis emociones.
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